
Los plafones son un tipo de iluminación menos voluminosa que las típicas lámparas, ya que su principal característica es que no cuelgan, sino que quedan pegados al techo o la pared. Se suele señalar como su principal ventaja la funcionalidad, ya que al ser elementos más pequeños, resultan más sencillos de instalar, limpiar e incluso de combinar con otros elementos de la decoración. Si estás buscando un tipo de luminaria que no destaque sobre el resto de la decoración, sino que simplemente cumpla su función intrínseca, sin duda lo que necesitas es un plafón.
Sin embargo, sería injusto colocar a los plafones como única etiqueta la de funcionalidad, ya que también pueden ser perfectos para poner el acento en una pared determinada en la que queramos destacar un objeto, desde un cuadro a un elemento decorativo colgado.
Alternativamente también se viene llamando plafones a las regletas con focos, sin duda, porque una de sus principales características es la de quedar pegadas al techo o la pared en la que se montan. E incluso hay quien se refiere a los focos empotrables y a los downlights como plafones también… Como ves, el término «plafón» es un pequeño cajón de sastre en el que caben muchas tipologías diferentes de iluminación, cuya característica común es su proximidad al techo (o pared, en su caso(.
La iluminación de la cocina
En la cocina, la iluminación es un elemento esencial. Cualquier diseño de cocinas debe contemplar un buen proyecto de iluminación, ya que se necesitan diferentes puntos de luz y tipos de luz artificial para cada área de este importante espacio de la casa. Hay que tener en cuenta, al mismo tiempo, que no es infrecuente que las cocinas queden relegadas a espacios con una entrada escasa de luz natural: dan a patios de luces, están separados de la fachada por un tendedero semioculto, etc.
Pero volvamos a la distribución de una cocina típida…
La cocina cuenta con varias áreas diferenciadas: la zona de preparación de alimentos y cocción, la zona de lavado y la zona de almacenaje. Además, puede contar con una cuarta área: la barra de desayunos o el office, es decir, la zona de comedor. Cada una de estas zonas debe contar con una buena iluminación, y por eso, además de una general desde el techo, es bueno contar con otro de tipo de luces secundarias que iluminen espacios específicos (por ejemplo luces bajo los armarios de la cocina enfocando la encimera), e incluso con una segunda lámpara en la zona de comedor.
Por qué los plafones son ideales para iluminar cocinas
Para la iluminación general de la cocina es frecuente escoger plafones. A menudo, la cocina es un espacio más reducido, donde se precisa que cada elemento cumpla una función expresa, y hay poco lugar para las cosas puramente ornamentales. Por eso, un plafón puede ser justo la pieza que aúne a un mismo tiempo practicidad y diseño sin resultar injustificadamente pesada en un ambiente en el que la limpieza y la funcionalidad son prioridades.
Además, los plafones son capaces de ofrecer la misma intensidad lumínica de una lámpara, ya que, por un lado, se han ido adaptando a las nuevas tecnologías (hablamos de la iluminación LED) y, por otro lado, pueden contar con más de una lámpara (bombillas) en el interior del aplique, o varios focos (como en el caso de las regletas).
Por último, y no menos importante, los plafones suelen contar con diseños muy depurados donde no caben los adornos, lo que hace mucho más sencilla su limpieza en un lugar donde la condensación y las grasas hacen de las suyas…
La instalación de un plafón en la cocina
Es fácil instalar un plafón en la cocina sin apenas conocimientos de bricolaje o electricidad. Lo que sí conviene precisar primero es en qué punto o puntos exactos queremos ubicarlo (o ubicarlos), ya que este tipo de iluminación exige a menudo realizar varias perforaciones en el techo para su montaje. La buena noticia es que en las cocinas, a menudo los techos se han bajado con una «faja» de escayola para facilitar el paso de las conducciones eléctricas y la fontanería, y suele resultar más sencillo el montaje en este tipo de paramento.
Las herramientas necesarias son bastante básicas, y suelen estar en el maletín de cualquier bricolajero aficionado. Si no eres capaz de instalar tú mismo un plafón, siempre puedes recurrir al seguro del hogar, ya que no son pocos los que facilitan ya varios servicios de «manitas» al año incluidos en la póliza para este tipo de tareas.
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